Seguro que lo conocerás como mallazo de obra ya que es uno de sus nombres más comunes, pero también lo podrás encontrar como malla de acero corrugado, malla férrica, mallazo de hierro o malla electrosoldada.
El mallazo de obra se utiliza para reforzar y fortalecer las estructuras de hormigón. Está formado por alambres de acero o barras de hierro longitudinales, de diferentes tamaños, que se cruzan perpendicularmente y son electrosoldadas en sus puntos de intersección. Una de sus características más distintivas es su superficie corrugada, cuya función es ayudar a que el concreto se adhiera mejor.
Además, son fáciles de doblar y cortar por lo que resulta un material esencial para crear elementos estructurales. Y es que la malla férrica y el hormigón son una combinación perfecta gracias a que el acero aguanta la tracción y el hormigón hace lo mismo con la compresión. Al cubrir la malla, el hormigón también actúa como agente protector del acero ante la oxidación haciéndolo más duradero.
Cuál es la función del mallazo férrico
¿Qué papel juega el mallazo en la construcción de cualquier edificación? Sin duda, sus principales cometidos son el de reforzar y proteger la estructura. Por un lado, ayuda a mejorar la resistencia del concreto distribuyendo la carga de manera uniforme; por otro, previene la formación de grietas y posibles fracturas.
Este tipo de material puede utilizarse tanto en la construcción de pisos como en la de muros, techos, columnas, puentes, túneles y, en general, en muchos de los elementos estructurales hechos a base de hormigón armado.
Es posible encontrar la malla en diferentes tamaños y espesores, por lo que su elección dependerá de las necesidades específicas del proyecto, de acuerdo con las normas y estándares de construcción aplicables.
Utilización del mallazo de hierro en obra
El mallazo se ha convertido en un componente fundamental en la creación de estructuras con hormigón, por eso lo vemos con tanta frecuencia en la construcción. A continuación, expondremos algunos de sus usos y aplicaciones más comunes.
Refuerzo de pisos y losas.
El mallazo se coloca en el interior del concreto para proporcionar refuerzo y prevenir la formación de grietas y fracturas. También ayuda a distribuir la carga de manera uniforme en toda la superficie.
Refuerzo de muros.
La malla se utiliza en la construcción de muros de hormigón para mejorar su resistencia y evitar que se deformen o se agrieten con el tiempo.
Refuerzo de techos y cubiertas.
Se ubica debajo de la capa de concreto en techos y cubiertas para contribuir a la resistencia del peso y las cargas externas.
Reforzamiento de estructuras de columnas.
El mallazo se emplea para incrementar la resistencia a la compresión de las columnas de hormigón.
Reforzamiento de estructuras de puentes y túneles.
El mallazo se usa para fortalecer y estabilizar las estructuras de puentes y túneles, proporcionando una mejor resistencia a las fuerzas externas.
Como has podido comprobar, son muchos los usos que se le puede dar al mallazo de obra. Uno de los motivos por los que se utiliza tanto es que, entre sus grandes ventajas, cuenta con que es de fácil transporte y almacenamiento. Ya que, a diferencia de las vigas, se puede enrollar sin que pierda su resistencia. Además, es de rápida y fácil instalación, por lo que se precisa de menos personal para ello y se minimiza el desperdicio de material.
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